Ya hace un tiempo habíamos tropezado con un palacio abandonado que nos llamó la atención a Roberto -mi compañero de investigación- y a mí. Cuando mi compañero se fijó por primera vez en esta bella estructura, no imaginó lo importante que resultaría. Nos pusimos de acuerdo y en abril del año 2016 encontramos que la entrada estaba libre de acceso. Ya habiendo pasado a las tierras interiores y a escasos metros, nos brindaba la bienvenida un lindo palacio del siglo XIX. Pequeño pero acogedor, nos pretendía enjaulando un misterio que en poco tiempo iba a dejarnos atónitos a los dos.

Palacio de mortera

Eran las seis de la tarde cuando comenzó nuestra impresionate visita. Pasó un tiempo mientras colocábamos todo nuestro equipo de máquinas detectoras por todas las plantas del edificio. Nos complació ver cómo el palacio había sido rehabilitado y era fácil trabajar sin ningún peligro de suelos en mal estado. Fue en esta primera visita cuando “los fantasmas nos revelaron su presencia”. Ya colocados en un lugar cómodo para trabajar, comenzamos a invocar la presencia de estos seres, si es que había alguno. Casi de inmediato notamos cómo nuestros aparatos comenzaban a captar alguna presencia fantasmagórica. Algo se sentía en el aire. Algo no normal. El cuarto donde estábamos situados, realmente debería haber sido en su día el cuarto de los carros y herramientas. Los detectores repentinamente se dispararon. De pronto comencé a ver cómo la habitación se llenaba de bolas de energía llamadas “orbes”. Estas mismas se desplazaban por todo el interior de los bajos del edificio en todas direcciones. Yo había colocado una cámara en un lugar que captaba todo el ancho del cuarto. Pero por primera vez había usado algo que nunca antes había usado: el video. Después de un rato echamos un vistazo a la cámara y nos percatamos que los “orbes” estaban siendo grabados en movimiento. Esto nos animó muchísimo para seguir adelante con esta tentadora investigación.

Al cabo de pocos días decidimos volver al palacio. Esta vez íbamos a utilizar otros medios y técnicas para hacer contacto con el otro lado. En esta nuestra segunda visita, decidimos colocarnos en el mismo lugar, junto un viejo carro. Pero, en esta ocasión, habíamos traído un detector de sonido y yo personalmente traje una de mis bolas de cristal.

Palacio de mortera visto de noche

Cuando todo había sido colocado, decidimos invocar con la bola de cristal a los espíritus que habitaban este hermoso palacio. Invoque, con mucho entusiasmo, la presencia de que quien fuese se declarase presente. Y así fue. Comencé por preguntar si era hombre, y no pasó nada. Al preguntar si era mujer, comenzó a sonar el detector con total insistencia. Y cada vez que le decía que parase de sonar, instantáneamente paraba de sonar. El contacto se había hecho con total éxito. Durante todo este tiempo, mirábamos fijamente a la bola de cristal por si aparecían algunos cambios. De repente, se nubló la bola de cristal y fue formándose la imagen de una joven chica de pelo largo y oscuro. Vestía un camisón largo que llegaba hasta sus pies, aunque sus pies no eran visibles. Esto es un dato común en visiones de fantasmas. Continuamos haciéndole preguntas y sus respuestas eran siempre señaladas con el encender y apagar del sensor.

Pasaron unos días hasta que Roberto y yo nos volvimos a ver. Fue un día verdaderamente alucinante. Casualmente Roberto me pidió volver a ver el primer video que habíamos hecho allí. De pronto descubrimos que en la cinta se llega a ver una sombra oscura que se deslizaba a lo largo de la pared. Al comienzo del video, en la parte izquierda de la imagen, puede verse durante unos segundos cómo la sombra se desliza por toda la pared. La impresión que nos dejó fue verdaderamente tan alucinante que un escalofrío nos recorrió el cuerpo entero. No solo la primera vez que lo vimos, sino cada vez que lo volvemos a mirar. Si mis seguidores quieren verlo, no tienen más que entrar en mi página web, en el apartado del “Palacio de Mortera”.

Durante el tiempo que hemos dedicado a esta investigación conocí a un viejo periodista del Diario Montañés, Santiago la Encina, Después de charlar con él amigablemente me llegó a contar cómo hace unos casi treinta años, el mismo había escrito un artículo sobre El Palacio de Mortera. Me contó que ya en ese entonces decían que estaba encantado por fantasmas.

Hoy en día, desde la carretera, en una noche digna de misterio, se pueden fotografiar las bolas de energía -“orbes”- que brotan de sus entrañas, queriendo con ganas que sean descubiertas sus fantasmales hazañas. Los que nos dedicamos seriamente a estos asuntos de investigar lugares encantados, nos hemos dado cuenta de que cuando las entidades fantasmales no son atendidas, buscan contactar con personas sensitivas. Quieren poder contarnos sus penas o conseguir que algo que no fueron capaces de resolver en vida sea resuelto ahora. Buscan contactar de cualquier forma con nosotros desde el otro lado de las tinieblas. Desde el otro lado de la espiral.

Vídeo original

Vídeo editado